Para el 8 de marzo acostumbramos a hacer preguntas del feminismo a les que trabajan en el artes. El colectivo Hysteryx ha trabajado con el arte feminista en Lima desde el 2012. Les companeres del Hysteryx son Angélica Chávez-Cáceres, Cecilia Rejtman y Rossana Mercado-Rojas.

¡Hola! Cuénteme, ¿Quién son ustedes?

Angelica Chávez Cáceres: – Hola. Somos una colectiva de artistas mujeres feministas. Que experimentamos tanto en nuestros procesos de trabajo participativos (entre nosotras y la comunidad) como tbn buscamos experimentar con estéticas fuera de la academia de arte. El “velo blanco” podría llamarlo, en referencia a estas estéticas del arte contemporánea occidental, que da espaldas a un país con una inmensa riqueza iconográfica, simbólica, estéticas, contenidos y procesos que encontramos en las calles. Nuestro ámbito de trabajo es el espacio público, la calle, el cerro, la canchita, la plaza, el bar.

Cecilia Rejtman: – Hysterix, Colectiva feminista que busca desde el graffitial arte de acción, encarar, cuestionar el sistema patriarcal. Vomitamos arte, lo hacemos con las vísceras.

Rossana Mercado Rojas: – Mujeres artistas que desde el 2012 juntamos fuerzas para enfrentar la violencia contra las mujeres que nos atraviesa a todas, violencia en las calles, en el trabajo, en el abandono patriarcal e institucional en la maternidad, en el estigma de la mala mujer, en la precariedad de la vida que nos golpea de manera más violenta a las mujeres. Somos hermanas que nos escogimos como familia.

¿Qué significa el movimiento feminista para ustedes y su comunidad?

A:  –El movimiento feminista en primera instancia me impacta como una red de soporte acompapañamiento , con quiénes comparto problemáticas, sentires y deseos de transformación.

C:  – El movimiento feminista es una fuerza de mujeres que está desde antes que nosotras estemos y va a continuar cuando nosotras ya nos hayamos ido de este mundo. El movimiento feminista ha logrado el voto femenino, el acceso a educación, que el divorcio sea legal, el jornal de 8 horas de trabajo, en nuestro país aún falta los derechos a decidir, aborto legal y gratuito, paridad en lo político, entre otros. 

El movimiento feminista busca la equidad de género, derechos iguales para mujeres y varones y diversidades, es por eso que se lucha por los derechos de mujeres, comunidades lgtbiq, comunidades étnicas oprimidas, derechos a defensores y defensoras del medio ambiente, derechos fundamentales de niñxs, leyes que respalden y cuiden a la diversidad, a las mujeres y niñxs y sean fuertes y contundentes en caso de violaciones, desapariciones, agresiones verbales y físicas.

R:  – Un hogar. A nivel personal, en los movimientos feministas he encontrado apoyo concreto y  soporte a todo nivel. Las primeras personas que me apoyaron con soporte legal cuando quise denunciar al padre de mi hijo por violencia fueron las abogadas de la asociación feminista Flora Tristán. Este fue un punto de quiebre porque con este apoyo, también me ayudaron a abrir los ojos y cuestionar todas esas ataduras sociales que hacen que una mujer permanezca en una situación de violencia física, psicológica y económica, al ser obligada a solventar economicamente y criar absolutamente sola. A partir de ahí pude reconocerme como feminista y ver el trabajo enorme que realizan diferentes grupos, desde los organizados hasta los contraculturales. Sobre todo los grupos conformados por mujeres autogestionadas que se organizan para proteger sus propias vidas y las de sus hijes. El Perú está sostenido por las mujeres desde siempre; pero nos siguen exigiendo tener al hombre como Cabeza. El trabajo es inmenso en un país empobrecido y precarizado como el Perú y hay muchas cabezas simbólicas que cortar.

¿Cómo puede el arte contribuir al movimiento feminista?

A:  – Creemos que un enfoque feminista en cada actividad que hagamos y sea socializada es un aporte. Que al apoyar al movimiento es apoyar a un cambio de paradigma que trascienda al movimiento.  A través del movimiento y redes de mujeres, se pueden presionar para poner temas en agenda.

C:  – El arte es un gran vehículo comunicador para enunciar, denunciar, cuestionar, reflexionar, por tanto es importante para el movimiento feminista porque detona, saca del confort de normalizar la violencia contra poblaciones lgbti, mujeres y niñxs. Cuestiona y detona, moviliza al espectador, lo interpela, lo confronta con el entorno, coyuntura, con la vida, moviliza consciencia, activa, abre mente y alma.  Su contribución es desde ahí.

R:  – El arte es una plataforma importante en su capacidad y responsabilidad de enunciar. El arte entra a espacios que se prohíben y abre las puertas, así sea a la fuerza. El potencial creativo que tenemos todes es una fuerza que alimenta nuestra resiliencia para continuar viviendo. El arte, en sus métodos y contenidos , debe reflejar también estéticas y formas de sentir y de pensar que se buscaron borrar con la invasión europea a los territorios.

¿Cuáles cuestiones o causas son más importantes para ustedes en la actualidad?

A:  – Violencia

Reconocimiento de las labores de cuidado y distribucion equitativa de este.

Laicidad del estado, politicas publicas para no morir.

Justicia. 

Transformación en el sector educativo y económico.

Hacerle frente al Racismo, es muy fuerte y antigua cuestión.

C:   – El tema de la violencia contra las mujeres, lxs niñxs y las diversidades lgtbiq, la trata laboral y trata sexual, también los temas medio ambientales, de salud y educación por intrínsecamente están unidos y van de la mano con los temas mencionados.

R:  – La violencia y desprecio por la vida de las mujeres, que va desde la ausencia de protección del estado a la niñez, a la monomaternalidad, a las cuidadoras de familia, la heteronormatividad obligada y violenta que las niega o busca linchar.  Y todo esto golpeando con más fuerza a las personas empobrecidas y racializadas. Nuestra población indígena es sumamente maltratada, con las esterilizaciones forzadas la gran mayoría de mujeres eran indígenas. Desprecio a la vida.

Imagen: Foto del performance “Ekekas” de Hysterix en la cuidad Visviri que queda en la frontera entre Perú, Bolivia y Chile en el 2018. Foto: Daniela Aravena.