“Somos” representa lo colectivo y es también el nombre de uno de los murales que el duo mexicano Himed&Reyben realizó en el marco del festival Hammarkullen Urban Art 2017 (HUA17). Con estas palabras nos cuenta Himed&Reyben sobre su experiencia en el barrio de Hammarkullen, en la ciudad de Gotemburgo, Suecia. 

Situado en el noroeste de Gotemburgo, separado de la ciudad por grandes árboles y ubicado en lo alto de un valle, se encuentra Hammarkullen. Hammarkullen es uno de los suburbios que forma parte del plan de un millón de viviendas (Miljonprogrammet); un ambicioso programa de vivienda (construir un millón de viviendas en 10 años) implementado en Suecia durante la década de 1970 para resolver la grave escasez de vivienda en un corto tiempo. Una escasez que se produjo por la migración a las grandes ciudades y la explosión de nuevos nacimientos alrededor de 1965. Aunque el programa logró crear un millón de viviendas, muchos han criticado su ejecución y las secuelas.

La elección de cemento gris como material de construcción, la arquitectura uniforme, la construcción a gran escala y los aburridos ambientes exteriores son nombrados como características típicas que hicieron esas zonas poco atractivas. Quienes tuvieron medios económicos abandonaron poco a poco esos lugares de las ciudades y quienes se quedaron fueron aquellos que no tenían suficientes medios y gente generalmente de procedencia extranjera. Hoy en día estos lugares son popularmente conocidos como “suburbios de concreto”, donde la connotación suburbio en Suecia se asocia a menudo a la cuestión de la segregación.

Quienes tuvieron medios económicos abandonaron poco a poco esos lugares de las ciudades.

Los residentes de Hammarkullen dan testimonio de sentirse despreciados y discriminados debido a su dirección, sentirse apartados de los otros distritos urbanos. Y es que a pesar de situarse a solo 14 minutos en tranvía desde la estación central de la ciudad , muchos habitantes de Gotemburgo nunca han visitado la zona, debido a la conciencia colectiva, creada a través de los años, pues frecuentemente se relaciona al barrio con drogas, asaltos y pandillas. Inclusive, pareciera que la naturaleza forma parte de este apartamiento, pues se ha sobrepuesto a los distritos vecinos y creado una especie de barrera natural que rodea el barrio.

Hoy en día, 7,914 personas viven en Hammarkullen de las cuales el 57 por ciento son nacido en otro país fuera de Suecia. Con casi 100 nacionalidades, culturas y  idiomas interactuando día a día en el barrio, provocando que la comunidad y el multiculturalismo sean las principales características identitarias, un multiculturalismo no planeado, originado por la misma segregación alimentada por la mala reputación concebida (exageradamente) por algunos medios de comunicación, políticos (gente con “poder” queriendo hacer menos a las “minorías”) y residentes de la ciudad de Gotemburgo, quienes usan denominaciones peyorativos como “Blattar” y “Svartskallar” (“palabra de origen desconocido” y “cabezas negras”) para referirse a los inmigrantes. Sin embargo de una forma u otra, con mucho esfuerzo y coraje, Hammarkullen se ha sobrepuesto a todo tipo de adversidades y salir adelante, casi de manera independiente al resto de la ciudad, ha logrado sobrevivir.

Gran parte de la gente que vive en Hammarkullen, vienen de historias dignas de ser contadas.

Y no es de sorprenderse por el sentido de lucha que se respira en el barrio, gran parte de la gente que vive en Hammarkullen, vienen de historias dignas de ser contadas. Refugiados económicos, refugiados políticos, refugiados de guerra, gente que atravesó miles de kilómetros por cielo, mar y tierra de la forma más inimaginable en busca de una nueva oportunidad, gente que buscaba generar un cambio en su país y que por ello fue perseguida por el mismo gobierno, encarcelada.

Y a la primera oportunidad tuvieron que huir, sin avisar a nadie, dejando su casa, familia, amigos, su vida, en busca de asilo en otro país. Siendo apenas unos jóvenes, solos, sin conocer el idioma, se volvieron más fuertes, no se rindieron y de una forma u otra Hammarkullen los reunió, se unieron y hoy algunos tienen más 10, 20, 30 años haciendo comunidad en el barrio por medio de activismo que apoya a la mejora del lugar, ayudando a los nuevos emigrantes que llegan día con día, orientándolos para encontrar una oportunidad, una esperanza para una vida mejor y creando un sentido de identidad y unicidad para los habitantes de Hammarkullen, continúan luchando por un lugar mejor para todos.

No tenemos palabras para describir la satisfacción, felicidad y agradecimiento por las experiencias vividas y todo lo aprendido, que el barrio nos abriera sus puertas para convivir y compartir con ellos, , escuchar las historias de vida de gente de todos los rincones del mundo, trabajar con, por y para la gente de ahí, presenciar y participar con el multiculturalismo, ser parte de Hammarkullen , es algo que nos nutre y nos fortalece.

Aprendamos más de lugares como Hammarkullen , el claro ejemplo de que es posible la unión, cooperación y convivencia humana en un mundo sin fronteras.

Eliminemos las etiquetas y distinciones que nos cataloguen y separen por cualquier ámbito: nacionalidad, raza, color, economía, religión, sexo, sexualidad…impuestas solo para tenernos bajo control, y aprendamos más de lugares como Hammarkullen , el claro ejemplo de que es posible la unión, cooperación y convivencia humana en un mundo sin fronteras, sin prejuicios donde hay de todo para todxs, porque juntos SOMOS y podemos más.

Agradecimientos, respeto y admiración a Hammarkullen 365 y Urban Konst, por su compromiso y dedicación con la comunidad, esto no hubiera sido posible sin ustedes

Himed&Reyben
Hammarkullen, Suecia 2017